La eficiencia energética es imprescindible en cualquier ámbito de la jornada laboral, ya sea trabajando en fábricas como desde un ordenador en casa. La llegada de la pandemia supuso una pausa en muchas organizaciones, y a su vez un consumo mayor en cada vivienda. Es momento de plantearnos nuestra huella energética, es decir, evaluar el consumo energético en un espacio concreto. De este modo sabremos cómo utilizamos la energía, si lo hacemos de manera eficiente, y en qué medidas podemos mejorar.

En este post reflexionaremos más allá del importe de la factura de la luz. Como todo proceso estratégico comenzaremos con una medición, seguida de un análisis para identificar las oportunidades de ahorro y finalmente poder implementar y comunicar los objetivos establecidos. Preocupémonos por saber qué supone un uso innecesario de cada recurso. Desde el ahorro económico, hasta la disminución de las emisiones de CO2, la implicación de nuestra empresa con el medioambiente… Todo marca la diferencia a ojos de nuestros grupos de interés, pero sobre todo de nuestros clientes y trabajadores. 

Este cambio, sin embargo, debe provenir de la concienciación de todos los empleados, comenzando por la dirección e implicando a todos los equipos. La implicación a nivel global es necesaria para la consecución de los objetivos que te propongas. No dudes en buscar aliados: la dirección de sostenibilidad es clave en este proceso. Si tu empresa no cuenta con ella, tras convencer a la dirección y encontrar su apoyo, forma e informa a tus trabajadores y comparte con ellos técnicas de ahorro de energía. En este artículo te contamos cuatro de las más importantes: iluminación, zonas en el lugar de trabajo, aislamiento y consumo vampiro.

Iluminación

Lo primero que viene a la mente al hablar del consumo de energía es la iluminación. Su mejora puede requerir un pequeño esfuerzo económico, pero se ve recompensado casi de inmediato. El uso de luces LED supone un ahorro de energía de más de un 80% respecto al resto de bombillas. Estas son algo más caras, pero una de ellas tiene la misma vida útil que tres convencionales, por lo que a la vez generamos menos residuos. 

A pesar de que lo ideal sería tener el mayor apoyo posible de luz natural, que evita la fatiga visual, es indispensable complementarlo con alumbrado artificial para que los ojos no sufran con los cambios de luz durante el día. El confort de nuestros empleados es siempre nuestra prioridad, mejorará su bienestar, su salud y a medio plazo incrementará su productividad y reducirá el absentismo.

Zonas en el lugar de trabajo 

Por otro lado, dividir la oficina por zonas aplica tanto a la iluminación como a la climatización. Por ejemplo, no es necesario climatizar tres salas de reuniones si solo se utiliza una. De la misma manera, no es necesario iluminar pasillos y cuartos de baño constantemente, pudiendo contar con luces con sensor de movimiento. 

Aislamiento

Una de las maneras más sencillas de perder energía es por la ventana y la fachada. Mediante la rehabilitación energética se puede hacer una inversión inicial en el aislamiento del lugar de trabajo amortizando la inversión en unos cinco años. Asegurémonos de que nuestras instalaciones cuentan con ventanas de doble cristal y aislamiento en la fachada para poder ahorrar hasta un 30% en aire acondicionado y calefacción. 

Consumo vampiro

En cuanto al uso de los equipos hablaremos del término ‘’consumo vampiro’’, aquel que ocurre cuando nuestros dispositivos no están desconectados de la red. No solo debemos apagarlos al final del día o en fin de semana, tienen que desconectarse por completo. Es fundamental concienciar a nuestros empleados en el uso de regletas con interruptor, incluso con temporizador o inteligentes. De este modo mantendrán encendidos los equipos solo durante el horario laboral, donde también podemos implementar otros cambios: apostando por equipos de menor consumo, desconectando pantallas en los descansos, etc. 

Existen innumerables maneras de mejorar nuestra eficiencia energética, incluso favoreciendo nuestra salud al mismo tiempo, como puede ser fomentando el uso de escaleras en vez de ascensores o la llegada al trabajo en transporte público en vez de coche. 

Si quieres que en tu empresa se respire una cultura sostenible, no dudes en contactar con nosotros. En Grupo Binternational te ayudamos a pasar de las palabras a los hechos.