Cuando realmente estás interesado en un puesto de trabajo, y sobre todo, cuando confías en que tu perfil encaja perfectamente con los requisitos técnicos que se piden en la vacante, recibir un “No has sido seleccionado” supone un golpe emocional lo suficientemente fuerte como para quitarte la motivación de seguir intentándolo. Pero esta no es la única opción a tu alcance, por suerte hay otras formas de entender el rechazo, mucho más sanas, objetivas, y lo que es más importante, constructivas.
No queremos decir que no tengas que sentirte triste cuando un proceso en el que tenías puestas tus esperanzas no es favorable para ti, pero es importante mantener esa tristeza a raya, ser consciente de cuándo es momento de empezar a emplear tus energías en entenderlo y mejorarlo. Porque no es lo mismo decir «ya no puedo llegar más allá» que «hasta aquí he llegado» .
Actitud positiva
Al recibir la noticia es fundamental que te mantengas educado y cordial. Puede que no tengas oportunidades esta vez, pero si te han entrevistado es porque tu CV les ha llamado la atención, y quizá puedan considerarte para otro puesto en el futuro. Si tienes la oportunidad, pídeles educadamente que te den un feedback de tu entrevista, en caso de que te resulte incómodo pedírselo por teléfono o incluso cara a cara, puedes decírselo mediante correo electrónico. Ten en cuenta que lo importante es que lo solicites, no tanto que te den una respuesta, pues de este modo, la impresión que dejas en la empresa es la de una persona responsable y comprometida con la corrección de sus errores, y probablemente se acuerden de eso cuando necesiten cubrir otra posición.
No te infravalores
Una vez zanjada adecuadamente la comunicación con la empresa llega el momento de enfrentarte a ti mismo y convencerte de que lamentarte y martirizarte no es una opción viable. No te lo tomes como algo personal, puede que hayas resultado ser encantador y educado, además de encajar con los requisitos solicitados, y eso es algo que indudablemente habla de forma positiva de ti, pero eso no es lo único que cuenta.
La conexión personal con tus futuros supervisores es algo difícil de entrenar, pero realmente muy decisivo. Es de ley que no podemos encajar con todo el mundo al mismo nivel, pero eso no hay que entenderlo como algo negativo. Valora que si comienzas a trabajar en un entorno en el que no terminas de encajar entrarías en el pantanoso terreno de la insatisfacción laboral y eso tampoco es algo agradable. En definitiva, no te tomes a lo personal el no haber sido elegido, valora hasta dónde has llegado y que eso te sirva de colchón para impulsarte de nuevo.
Análisis objetivo
Así como te decíamos que no debes llevarte a lo personal el no haber sido elegido, también insistimos en que siempre has de hacer un balance de la situación a posteriori. Si tienes la suerte de haber recibido el feedback que has solicitado, lo que debes hacer es analizarlo punto por punto y ver qué está a tu alcance cambiar o mejorar. En caso de que no lo hayas recibido, has de ser tú mismo quien analice desde tu lenguaje no verbal, hasta lo adecuado de tu atuendo, pasando evidentemente por la estructura de tu CV y por la batería de preguntas y respuestas de la entrevista. De este modo podrás detectar los posibles fallos de cara a una nueva oportunidad, y puliendo la mecánica poco a poco terminarás llegando a tu objetivo.
Elabora una estrategia
Antes de volver a la carga, tomate un respiro, haz algo que te de energía y que te proporcione calma, y entonces sí, con las pilas recargadas, lánzate de nuevo a la aventura de la búsqueda de empleo aplicando todo lo aprendido. Y no olvides que cada error cuenta en cualquier proceso formativo. Ya sabes lo que dicen… ¡hay que perder alguna batalla para ganar la guerra!