Con motivo del día de Europa nos apetece hablaros de una de las mejores decisiones de nuestras vidas: vivir una experiencia internacional, nuestro Erasmus. Muchos de los miembros del equipo de Grupo Binternational decidimos comprar el billete de ida a una de las etapas más felices de nuestra carrera. Hoy os contamos qué cambió en nosotros desde entonces.
El ansiado Erasmus
Encontrar la inspiración en un país distinto, mejorar idiomas, ganar proyección profesional o perseguir la promesa de un año de pura diversión. Nos sobran los motivos para hablar del Erasmus, un programa europeo nacido en 1987 con el objetivo de acercar a los estudiantes de los países miembro de la Unión Europea. Este fue el detonante para que muchos alumnos y profesionales adoptasen como costumbre disfrutar de una etapa de movilidad internacional al menos una vez en su carrera. Y nosotros no íbamos a ser menos.
Así lo hizo Álvaro González, International Recruitement Associate y Marketing Specialist en Grupo Binternational. Álvaro cambió la Universidad de León por la Hochschule Heilbronn (Alemania). «De mi estancia en Alemania destacaría la puntualidad absoluta y el no malgastar el tiempo de los demás. La rectitud y una manera muy estructurada de pensar. También comprendí la verdadera naturaleza del respeto. Os cuento un ejemplo: llevar comida (y comerla) a las aulas estaba totalmente permitido (cosa que en mi universidad española estaba totalmente prohibido)».
Poco después se marchó a Estados Unidos con una beca Amicus. «Durante mi estancia allí fui tutor de español para estadounidenses dando soporte a la profesora de español. De nuevo, como pasaba en Alemania, aprendes a sacarte las castañas del fuego con los organismos públicos de allí. Simplemente el visado ya es un quebradero de cabeza. O saber si tengo que marcar la cruz de hombre blanco u hombre latino en un formulario oficial». Álvaro valora positivamente a los candidatos que han realizado una beca de este tipo: «Si se trata de un puesto de carácter internacional o en el que va a formar parte de un equipo internacional, sería un gran valor añadido para mí. Animaría a cualquier estudiante a realizar al menos un semestre en el extranjero, ya que lo veo totalmente necesario para comprender que las cosas no funcionan igual en todos los lugares. Si viajar te hace expandir tu horizonte mental, aún más residir en el extranjero. Los puntos de vista pueden llegar a ser muy diferentes».
Francisco Juárez, Business Relations Coordinator, decidió cambiar Madrid por Namur (Bélgica) para estudiar Management Administration. «Han pasado ya dos años de mi experiencia Erasmus y la sigo sintiendo como si hubiese sido ayer; eso dice mucho de lo que viví. Me llevé grandes relaciones con personas de diferentes países con las que, a día de hoy, sigo en contacto. Y seguimos organizando viajes para reunirnos». De Bélgica guarda grandes anécdotas, como cuando sus compañeros de piso belgas le organizaron una fiesta de cumpleaños «al estilo Namur»: «Cuando volvíamos a casa me comentaron que al cumplir los 22 (los patitos) lo típico era tirarse a la Meuse (río que cruza Bélgica) como modo de celebración. Al principio me negué, pero cuando me quise dar cuenta estaba en el agua. Bromas aparte, es un año en el que estás “solo” (entiéndase solo en el aspecto familiar, amigos no te faltan) y no te queda otra que espabilar. Tienes que aprender a organizarte y ese es para mí uno de los mayores beneficios del Erasmus que se puede aplicar tanto en lo personal como en lo profesional. Podría dar mil motivos a un estudiante para que se vaya de Erasmus, pero sin duda le diría que para entenderlo hay que vivirlo».
Para Miguel Ángel Estepa, International Recruiment Consultant, su Erasmus fue un punto de inflexión. «Allá por 2012, y un poco a lo loco, decidí irme a Troyes (Francia) para cursar cuarto de ADE. Fueron diez meses en los que pude aprender de una cultura distinta, mejorar idiomas con clases en inglés y francés, conocer otro sistema educativo, divertirme y, sobre todo, disfrutar un poco más una afición que acababa de descubrir: el rugby. Como persona que siempre ha sido introvertida y casera, considero esto como un antes y un después en mi vida, pues me sirvió para conocer mundo y valorar mis capacidades de “supervivencia” y adaptación. Sin duda es algo que recomiendo hacer pues, no nos engañemos, aunque siempre está la morriña del hogar, aporta mucho más personal y profesionalmente de lo poco malo que pueda suponer. Como técnico de selección, sé que el candidato que ha pasado por una experiencia de este tipo tiene un “puntito extra” que aquella persona que no lo ha hecho así que, si te lo estás planteando, ¡lánzate a vivirlo!».
Otro de nuestros Erasmus es Ignacio Barriendos, Business Director de Grupo Binternational. Él no obtuvo una beca pero decidió matricularse en la Cardiff Metropolitan University (Gales). «El programa a seguir era el oficial y no había distinciones de ningún tipo con los locales. Evidentemente exige mucha dedicación, no solo por el idioma sino por tener que adaptarte a un sistema de estudios completamente distinto. En lo social, Cardiff era una ciudad multicultural, con gente de todo el mundo. Fue la primera vez que pude vivir un año solo. Compartí piso con chinos, indios, británicos y galeses. Aprendí mucho sobre su cultura y diferencias».
También hay vida más allá del Erasmus
Además de la beca en honor a Erasmo de Rotterdam, existen programas europeos de prácticas internacionales que también son muy valoradas ya que ofrecen una primera experiencia internacional. En mi caso (Marta Benayas), aproveché el programa Leonardo da Vinci para hacer un internship como Digital Assistant en el Victoria & Albert Museum de Londres (Reino Unido). Pasé todas las entrevistas y conseguí el puesto pero me faltaba la beca, unos 600€ al mes para alojamiento y manutención, que me otorgó la Universidad de Salamanca porque el museo no pagaba a los becarios. Sobrevivir allí con ese dinero da para otro artículo pero la oportunidad fue grandiosa: buscaba inspiración, y trabajar en un lugar dedicado al arte, el diseño y las artes decorativas es un regalo que no podía dejar pasar. Tuve la oportunidad de trabajar para V&A Images, que surtía de imágenes de los fondos del museo a editoriales, prensa y a otras empresas del museo, de bucear en su archivo fotográfico y de aprender a planificar los contenidos anuales de la web, a colaborar con compañeros de diferentes departamentos y a estar a la altura de las exigencias de una institución como el V&A.
En otros casos, los primeros pinitos internacionales llegan antes de la universidad. Elena Gómez, Business Relations Coordinator optó por cursar segundo de bachillerato en Estados Unidos. «A priori, la idea de irme a Kansas me decepcionó un poco, porque cuando piensas en Estados Unidos la cabeza vuela sola a NYC, LA, Miami… Pero fue realmente la oportunidad de oro para sumergirme en la cultura del país. Recuerdo perfectamente que cuando me recogió mi primera familia de acogida la única palabra que entendí de la carta del restaurante fue brócoli y, por consiguiente, fue lo único que comí». Cuando le preguntamos por lo que aprendió en aquella etapa, lo tiene claro: «Bajo mi punto de vista y experiencia, me considero una persona muy diferente en cuanto a madurez, conocimientos e incluso personalidad desde que me fui. He aprendido a tratar con personas muy diferentes, lo cual se ha exaltado al estudiar en una universidad internacional, y me ha ayudado mucho a la hora de tener un primer contacto con clientes. Creo que un candidato se posiciona mucho mejor al tener en su CV este tipo de vivencias. Al fin y al cabo, son personas movidas por la curiosidad y el encanto de conocer diferentes lugares y culturas. Sus experiencias les han hecho pensar out of the box, y por tanto pueden llegar a ser mucho más efectivos en lo personal y en lo profesional.
Para Leandro de Gabriel, nuestro Business Relations Manager, lo que en 2003 empezó como un viaje para mejorar su inglés terminó convirtiéndose en cinco años trepidantes en Reino Unido. «Para empezar opté por un hotel, ya que era en lo único en lo que tenía experiencia real después de ser Director Comercial de Hoteles Silken, pero mis aspiraciones eran más altas de las que merecía. Iba como recepcionista pero mi nivel de inglés me llevó directo to polish the cutlery! (literal: ¡a sacar brillo a los cubiertos!)». Una vez que su manejo del idioma mejoró notablemente pudo acceder a posiciones de cara al público dentro del establecimiento hasta convertirse en Bar Manager. Los primeros ahorros le permitieron introducirse en el mundo de las subastas de arte y su experiencia en hostelería le llevó a regentar The Greyhound Stroud, un local con conciertos en directo, y una empresa de organización de eventos. Al mismo tiempo, comenzó a dar clases de español en el Stroud College y pronto surgió una nueva oportunidad, ser el Director Comercial de Mevalco Fine Foods from Spain.
«En 2008 recibí una llamada de alguien que no sabía que conocía: el presidente de Amberley Publishing Ltd me llamó y me pidió que fuera a su manor house de Nailsworth porque tenía una oferta que hacerme: abrir la filial española de la editorial y ser el director de la misma. […] Inglaterra me parece un país en el que confían en las pasiones de las personas, y en base a ellas las desarrollan profesionalmente. Yo no tengo formación en lingüística o docencia y fui profesor de español; no tenía experiencia dirigiendo negocios y confiaron en mí para dirigir dos; había leído mucho y me encantaba la fotografía, pero no sabía cómo se hacía un libro, cómo se editaban textos o cómo se dirigía una empresa editorial y me dieron la oportunidad. En definitiva, confiaron en mí y en mis pasiones, en mi potencial. Mi experiencia ha sido altamente enriquecedora y me ha llevado a ser quien soy, una persona con intereses en ámbitos muy distintos que, desde 2003, siempre ha trabajado en lo que le ha apasionado.
Cruzando el charco
Para otros, superar el primer ciclo de su carrera supuso abrir las puertas a un nuevo continente. Por ejemplo, Carlos Pinilla, Managing Director de Grupo Binternational, disfrutó de un año en la UDEM de Monterrey (México) cursando 5º de ADE e hizo prácticas en la cadena de televisión Multimedios. «Estuve trabajando para el departamento de Marketing. Aprendí muy bien a leer a las personas, cosa que utilizo tanto el lo personal como lo profesional. Considero que esta etapa es una experiencia personal muy impactante que solo se vive una vez y que por ello no se debería dejar escapar». Con respecto al peso que puede ganar una candidatura tras haber realizado un programa de movilidad, discrepa: «Desde mi punto de vista, es valorable pero no fundamental, ya que creces como persona, te ayuda a formar tu carácter y muchas otras cosas pero por lo general la parte profesional no existe en ese periodo».
Muy orgullosa de su experiencia, Valeria Savani, International Recruitment Associate realizó un intercambio de cinco meses en la Universidad Politécnica de Valencia. «Solo recuerdo una llamada a mi padre donde le decía: Papá, jamás en mi vida he sido tan feliz como ahora, esto se llama ser joven. Jamás en mi vida había disfrutado tanto mi juventud. Fue una de las mejores experiencias de mi vida, tanto en lo personal como profesional. Me enamoré de España y ahora la hice mi nueva casa. Considero esta etapa como positiva porque pude conocer otra forma de vida y abrir mis ojos a nuevas oportunidades. En lo profesional, aprendí de un nuevo nivel de exigencia, ya que cursé materias de Máster y dejé el nombre de mi país en alto. También especializaciones y normativas que no existían en mi país y que cambian la percepción sobre muchas tendencias que conocía al momento. En lo personal, aprendí que no existen barreras internacionales, todos somos uno a pesar de los diferentes idiomas. Que siempre existe algo más allá de lo que vemos y que la curiosidad es el elemento clave para ser grande».