A todos nos ha pasado: entramos a una entrevista de trabajo y nos preguntan acerca de nuestra experiencia, nuestros logros, nuestros puntos fuertes… y antes o después empiezan a caer preguntas que parecen destinadas a sacar lo peor de nosotros.

Estas “preguntitas” capaces de hacernos perder el control buscan algo más de lo que crees… No intentan sacar tus trapos sucios, en realidad te están dando una oportunidad para que des la vuelta a esa pregunta de connotación negativa, y la conviertas en un auténtico punto fuerte.

Además, tienen cabida en prácticamente cualquier entrevista ya sea en nuestro país o buscando trabajo en el extranjero, por lo que hemos rescatado algunos consejos que te ayudarán a salir airoso de la situación:

1. Reconócelo, no eres perfecto (así que no intentes mostrarte como tal)

De vez en cuando aún se escucha algún “trabajo demasiado duro” cuando preguntas a un candidato acerca de sus debilidades. Si tratamos de convertir una debilidad en un punto fuerte de una manera tan radical, estamos dando una imagen de falsa perfección, y la experiencia de todo reclutador dice que no hay nadie perfecto.

Aunque  pretendas vender la moto de que jamás has cometido un solo error, ni tienes puntos débiles -sin ser consciente-, estás dando a entender que no sabes identificar tus errores, y por tanto, tienes poco margen de mejora.

Además, ¿has tratado alguna vez con alguien que se considerase a sí mismo perfecto…?

2. Si te preguntan acerca de un problema, muestra lo que aprendiste gracias a tus errores

Toda experiencia negativa puede convertirse en positiva si aprendemos de ella. En vez de incidir en la causa del problema y las consecuencias del mismo, comenta con el entrevistador acerca de la solución que encontraste y de las medidas que tomaste para que el problema no se repitiese. Una persona que no solo no se amilana ante un imprevisto, sino que es capaz de solventar un problema y aprender del mismo, es un fichaje interesante para cualquier empresa.

3. No des respuestas utilizando ejemplos sobre el trabajo para el que estés aplicando

¿Por qué? Porque nadie resolvería un mismo problema de la misma manera, y es muy probable que tu interlocutor tenga una visión sobre como ese problema debería ser solventado que puede no coincidir con la tuya. Puede que lo vea como una buena solución… o puede verlo como una solución ineficaz.

Mucho menos ejemplifiques de forma peyorativa sobre compañeros de tu trabajo actual o pasado, ni si quiera si te preguntan sobre ello.

4. No nombres debilidades que serán indispensables para tu trabajo

Si una de tus debilidades es que eres introvertido, y el trabajo para el que estas postulando será cara al público, no lo comentes. Nadie querrá contratar a un vendedor que resalta tener dificultades para las relaciones sociales, ¿no crees?

En cambio, ser introvertido puede considerarse como una debilidad “asumible” si el puesto al que aplicas no necesita del contacto social como piedra fundamental.

5. Llévalas elegidas de casa

No dejes lugar a la improvisación. Los puntos fuertes, las debilidades… son preguntas tipo en las entrevistas de empleo, por lo que puedes tener seguro que van a caer en el examen… Llévalas preparadas (aquí encontrarás algunos consejos), evitarás errores fruto de los nervios.