La metodología agile, nacida en Estados Unidos en los años 90 para mejorar la agilidad y maximizar el rendimiento, es un método de trabajo para proyectos que requieren actuar con rapidez y flexibilidad.

Esta es una forma diferente de organizar y de proceder que divide el proyecto en varias partes con fechas de entrega a corto plazo. Cada una de las partes, comúnmente llamada sprint, puede ser revisada y modificada rápidamente a medida que se va desarrollando el proyecto. Es evidente que esto incide positivamente en la calidad del producto o servicio final y en la mejora de la organización dentro de la empresa.

Uno de los principios básicos de la metodología agile es la mejora de la comunicación entre los implicados en el proyecto. Para ello, los responsables realizan reuniones diarias para exponer las tareas que se han realizado, las que están en marcha y los impedimentos que hayan podido surgir. Gracias a estas reuniones, todos los integrantes son conscientes del punto en el que se encuentra el proyecto.

Por lo tanto, el objetivo principal de la metodología agile es mejorar la gestión de proyectos y cumplir con las necesidades del público objetivo con servicios y productos de calidad.

Los líderes de las más grandes compañías de software de Estados Unidos se reunieron en Utah en el año 2001. El objetivo de dicha reunión fue compartir las mejores prácticas de cada una de sus organizaciones. De esta forma, nació el Manifiesto Agile, un modelo revolucionario a nivel organizativo y de software en el que se planifica, se crea, se comprueba el resultado y se mejora. Los principios básicos de este método son los siguientes:

  1. La prioridad es la satisfacción del cliente y la información que se le proporciona del proceso.
  2. Desarrollo sostenible en recursos materiales y en la gestión.
  3. Autogestión de los equipos para tener una mejor organización.
  4. Los nuevos requisitos que cambian el proyecto no se ven como una amenaza.
  5. Simplicidad en las tareas: menos es más.
  6. Entregas semanales.
  7. Medición del progreso con indicadores concretos.
  8. Adaptación a circunstancias cambiantes.
  9. Conversación cara a cara con los implicados en el proyecto para mejorar la comunicación.
  10. Trabajo cercano de los líderes del proyecto para tener un mayor control.
  11. Motivación y confianza en los empleados para que se impliquen al máximo.
  12. Excelencia técnica y buen diseño para obtener un producto o servicio final de calidad.

Beneficios de la metodología agile

Aplicar una metodología agile en cualquier tipo de proyecto ofrece los siguientes beneficios:

Aumenta la calidad

La metodología agile mejora la calidad, reduce los errores al mínimo mejorando la experiencia y funcionalidad para el cliente final.

Compromiso de los empleados

El empleado está más satisfecho y comprometido con el proyecto desde el primer momento.

Rapidez

Aumenta la rapidez en la toma de decisiones, acorta los tiempos de reacción y minimiza los ciclos de producción.

Aumento de la productividad

Al tener un proceso más efectivo y una mejor asignación de recursos, la producción mejora según las prioridades de la compañía.