Nos encontramos en un periodo convulso en el que se está mirando con lupa a las empresas, a su consciencia. En el que se revisa lo que dicen y lo que hacen y también cómo se han comportado en los últimos meses. Ante la indefinición y desconfianza que rodea a la responsabilidad social empresarial en el post de hoy queremos explicarte cómo la RSE puede hacer que tu empresa convierta y venda más.
RSE como factor clave para la rentabilidad
A pesar de que muchos crean que la RSE es una falsa declaración de buenas intenciones, la coyuntura actual nos empuja a desechar este mito de las buenismo de la RSE y a definirla como se merece. En palabras de Lucio Fernández, «la RSE debe ser utilizada para que la empresa sea más rentable» porque ahora mismo las empresas necesitan reactivarse y la preocupación de los CEOs y de los consejos de dirección es volver a la rentabilidad, superar los escollos del parón causando por el confinamiento.
Todos entendemos que las empresas existen para ganar dinero, pero una mayor conciencia social por parte de nuestros cliente pone el acento en cómo lo ganan. «La RSE es la única forma de hacer negocios. […] Si soy empresario quiero ganar dinero, pero haciendo las cosas bien». Y es que si me siento identificado con el comportamiento de una marca voy a querer consumirla.
Hacer las cosas bien implica tener en cuenta a los colectivos de nuestro entorno: empleados, clientes, proveedores, actores locales del lugar en el que desarrollamos nuestra actividad, para trabajar de una forma diferente. Si internamente «lo bordamos» eso siempre tendrá un impacto positivo en la motivación, en la productividad y en el foco, que a su vez tendrán como resultado una cuenta de resultados del agrado de la dirección.
¿Cómo conseguimos vender más gracias a la RSE?
Desde la RSE analizamos las consecuencias de nuestra actividad y tomamos decisiones en base al impacto que causamos en los distintos grupos de interés. Por ejemplo, no todo vale por los clientes a costa de los empleados. O no todo vale por nuestra producción a costa de machacar a nuestros proveedores.
Lucio Fernández habla del egoísmo empresarial colaborativo, un concepto rompedor que se resume en «si al resto le va a bien, a mí me podrá ir bien también». Y de esto se trata, de repensar la forma en la que acometemos nuestra actividad teniendo en cuenta el bienestar de quienes nos rodean para que después de todo a mi empresa le vaya mejor.
Cambiar la manera de hacer las cosas pasa por trasladar la estrategia de RSE a la evaluación de desempeño, porque de esa forma todo el mundo tendrá claro qué es lo importante en la organización.
También necesitamos que la comunicación y los procesos sean más humanos, cercanos y transparentes. Hay numerosas iniciativas que debemos poner en marcha para que esto funcione y se pueden resumir en el siguiente cuadro:
s el de los empleados y por eso, una vez más, debe estar presente en el consejo, para aportar su visión a la definición de la estrategia. Si en la compañía no hay un área de RSE, RRHH puede liderar esta actividad.