Las empresas familiares son “aquellas cuyo patrimonio y gobierno está ejercido por los miembros de una o varias familias y su objetivo estratégico comprende la continuidad de la empresa a manos de la siguiente generación familiar” (EAE Business School). Este tipo de empresas es fundamental en la economía.

En España el 88% de las empresas son familiares y crean el 67% del empleo privado. No obstante, a pesar de ser tan numerosas, alrededor del 90% de las mismas no sobreviven siquiera a la vida del fundador, no superando la tercera generación.

Problemas más comunes de las empresas familiares

Las empresas familiares son peculiares y su gestión muy compleja debido a la mezcla de vínculos profesionales y familiares. En el diálogo online “Elementos clave en la empresa familiar”, Andrés Zaldumbide comparte las problemáticas más comunes a las que se enfrentan a diario. Estas son algunas de ellas:

  • La ausencia de un plan de gobernanza bien definido trae consigo tensiones entre el equipo administrativo y familiares. Estas se podrían solucionar ágilmente si contasen con políticas directivas y de remuneraciones, código ético y diferentes manuales y protocolos donde las dificultades estén definidas y procedimentadas. 
  • Cuando estas políticas no están establecidas, como las de entrada y salida en la organización, puede resultar en la venta de acciones o participaciones a terceros sin acuerdo.
  • Otro de los problemas más comunes son las tensiones entre familiares, donde puede haber confusión de roles y responsabilidades: “¿Actúa como mi madre o como mi jefa?”. Mezclar la vida personal con la laboral es complicado. Para ello es crucial contar con sistemas de mediación y arbitraje así como mecanismos de comunicación y asambleas. Los problemas familiares no se deberían ver reflejados en el día a día de la oficina, y una buena comunicación es clave. 
  • Otro aspecto que debe estar definido es el ingreso y ascenso de familiares en la empresa. Si no existe una política de empleados familiares y de planes de carrera y sucesión, es común que surjan conflictos entre los empleados.
  • Lo anterior también está relacionado con la contratación de personas no cualificadas y en consecuencia tener sistemas de remuneración no acordes a los puestos de trabajo. 
  • Finalmente, el cambio generacional es quizás lo más tedioso. Una vez se formaliza el cambio de generación puede resultar complicado para el predecesor dejar todas sus responsabilidades y no opinar o imponer sus juicios al nuevo mando. Aquí es donde entra en juego de nuevo la comunicación pero sobre todo la confianza como compañero y familiar. 

El buen gobierno como pieza clave 

Como hemos visto, las dificultades que puede encontrar una organización se multiplican en las empresas familiares. Cuentan con los retos más comunes del mundo empresarial y los añadidos por su modelo de negocio y por la implicación de la familia

La desprofesionalización del gobierno corporativo es en muchos casos la clave de la derrota. Este tipo de negocio no suele tener definida una estructura de dirección y control, organiza su día a día de una manera más “casera”. Los protagonistas del gobierno corporativo de cualquier empresa familiar son la dirección, el consejo de administración y accionistas y el resto de stakeholders. Son ellos quienes deben manejar las estrategias y hacer los seguimientos necesarios para asegurar la sostenibilidad y el futuro de la empresa

Sin embargo no es tan sencillo proponer un cambio en el gobierno corporativo porque no existe una fórmula mágica. Cada organización cuenta con sus dificultades personales, sus puntos fuertes y sus objetivos.

Lo que sí está claro es que debe existir un equilibrio entre familia y empresa para poder triunfar, superar la tercera generación y muchas más.

Cuando pasamos de un empresario fundador a una empresa familiar y finalmente a una familia empresaria, las expectativas de todos los que la conforman deben estar alineadas para que no afecten al negocio. Trabajando la gobernanza con antelación es la manera más sencilla de evitar conflictos. 

Por otro lado, la transmisión de la cultura familiar a la empresa es inevitable. Para crear un lugar en el que todos sientan que pertenecen, esta cultura tienen que estar alineada a los accionistas, la familia y la empresa. Hay que trabajarla y fomentarla a lo largo de la compañía y las nuevas generaciones.

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